Euclydes Lacerda de Almeida - Memórias e Reflexões
Aprresentação

En una de las sesiones de entrevistas, fuimos acompañados por Keron-e, intermediario del pedido de entrevista. Él vino a Río de Janeiro especialmente para la ocasión, invitado de Euclydes, que había concordado en hablar específicamente sobre Paulo Coelho, de forma más profundizada. Empezó recordando que, cuando conoció a Coelho, este vivía en la calle Voluntarios de la Patria, en el barrio de Botafogo, en la Zona Sur carioca, y no aparentaba pasar por dificultades financieras. "Vivía en un bello piso, sustentado por los padres".  

Interrumpió la charla, yendo a la habitación que quedaba pegada a la sala: "Voy a mostrar una raridad a vosotros". Pidió que yo desconectase la grabadora. Del armario, sacó una carpeta plástica negra con las cartas de Paulo Coelho y la caja de zapatos con las cintas grabadas por Marcelo Motta. Hablamos sobre el material por algún tiempo, sin que yo grabase, y volvimos.  

Con el libro en las manos, mostré su nombre en el índice onomástico. Nueve referencias. Intenté repasar todas, pero no obtuve 100% de suceso.

Cuanto a la primera, que decía que Paulo Coelho "se sentía un discípulo de la legión de la bestia. Determinado a integrar las fuerzas malignas que habían conquistado de Lennon a Charles Manson, iniciaba su proceso para ser acepto en la O.T.O como probacionista, el primero grado en la jerarquía de la secta", hizo un reparo técnico: "O.T.O no tiene probacionista. Nunca lo tuvo". En lo más, me acuerdo de lo que ya habíamos discutido sobre las conexiones dichas satánicas de Thelema.  

A la época del primero encuentro con Motta, Euclydes trabajaba en la Petrobras. Me contó que cursó Economía en la Facultad de Valencia y acabó yendo trabajar como bancario en Río antes de pasar en concurso. Me interrumpió, riéndose, cuando leí sobre él ser, en la época en que conoció al escritor, "funcionario graduado" de la empresa. "Error! Era un simple operador de terminal, estiraba cabo de navío". Completé: "Residente de la ciudad fluminense de Paraíba del Sur, a 150km de Río". "Ah, sí, en esa época yo era jefe de sector", se corrigió.

La mención siguiente decía respeto a el mensaje en que Paulo Coelho contaba de la carta que había recibido de Motta, le prohibiendo de entrar en contacto directo. Euclydes, frater Zaratustra, sería su instructor. "Recibió una carta, mal criada como siempre, de Marcelo. Escribió Paulo a Frater Z al saber de la noticia: ‘Estoy prohibido de entrar en contacto con él a no ser por ti’. Era mismo un refrigerio tener como instructor un hombre pulido como Euclydes y no el grosero Marcelo Motta que trataba a sus subordinados a coz."

"Aún mejor que él trataba a coz, porque si no tratase...", se divirtió Euclydes.  

Euclydes confirió la carta con el original, y nos mostró algunas otras, incluso un billete escrito a mano por Paulo Coelho, que dactilografiaba todas las cartas, en viaje a los Estados Unidos en 1974. "Pedí para él comprar un libro para mi allá, pero parece que él no tenía ‘magia’ para comprar", se burló. Dijo que no se acordaba exactamente de como Marcelo le había informado de la transferencia de discípulos. Además de Paulo Coelho, Euclydes "heredaría" también la instrucción de la propia compañera de Motta, Claudia Canuto. Según Euclydes, era un símbolo del respeto que el líder del grupo tenía por su principal discípulo.

"Marcelo debe tener hablado conmigo por teléfono, me llamó. En aquella época, yo estaba en Paraíba del Sur, entonces me comunicaba mucho con él a través del teléfono, cuando yo quería saber alguna cosa. Aunque él constantemente me mandase cartas. La mayor parte de las cartas que Marcelo mandó, todavía las tengo. Sólo no están conmigo ahora, están en otro lugar", explicó, cuando pedí que las mostrara también.

Él dijo no acordarse del intento, relatado por el propio Paulo Coelho, de promover un curso en Mato Groso del Sur usando técnicas preconizadas por el orden. En el caso, las supuestas enseñanzas de Hermes Trismegisto, figura mítica greco egipcia que representaría el grande y sabio dios de la magia, descritos por Fernando Morais como teniendo "13 mandamientos tan megalómanos cuanto los de Crowley".  

En seguida, menciona como Paulo Coelho ofrecía los espacios que conquistaba en la profesión de periodista a servicio del orden. "Si consiguiese entrar allá [en el Globo] dispondría de un instrumento de verdad para difundir el ideario de la O.T.O. Varias veces en sus correspondencias con frater Zaratustra, él puniera la página semanal que tenía en la Tribuna a la disposición de la secta. Pero nunca le habían pedido nada."

Euclydes nos mostró las cartas, cuyo contenido me vino imposibilitado de publicar. El permiso para que yo las utilizase fue verbal, no escrita. Su viuda, que entró en contacto conmigo por teléfono después de la publicación de la segunda parte, también negó la autorización. Dijo, con aire resignado, que Paulo Coelho no tenía entendido una de las principales lecciones del Libro de la Ley: "No convenzas, no conviertas, no hables demás". "Ser thelemita no es salir queriendo evangelizar todo el mundo", sentenció. "Él hablaba esas cosas y en la mayoría de las veces, yo ni contestaba, o decía que íbamos a pensar."

Implicó con la utilización de la palabra "secta", y acabó entrando en una digresión sobre un tema polémico en el medio ocultista: las patentes, documentos que atestan que uno pertenece a una determinada linaje de una escuela de pensamiento.

"La O.T.O no es una secta, la O.T.O es un orden masónico. Puede no ser reconocida por otros ordenes masónicos, llamadas ‘regulares’. Yo no sé quien dio diploma a quien. La Gran Tienda se dice regular. El Gran Oriente de Brasil se dice regular.
Uno de los dos está engañado. Siempre oí hablar del Gran Oriente de Brasil. Fui iniciado en el Gran Oriente de Brasil, que sería la única y verdadero orden masónica en Brasil! Ahora, se fueres en las tiendas de la Gran Tienda, van a decir que las únicas que las regulares son las tiendas de la Gran Tienda. Fue exactamente ese dilema, esas dudas, que me hicieron alejarme de la masonería. Era, vamos a decir así, una pelea política. ‘Ah, yo es que soy verdadero’.  ¿Quien dio diploma para Moisés? ¿Fue Jehová? ¡Vale! ¿Comprendió lo que quiero decir? Nadie puede decir que ‘yo soy el único y verdadero’. Si fueres retrocediendo en pasado, va a llegar a un punto que la cosa surgió, apareció".

Riendo como un burlón, como parecía ser su costumbre en ciertos asuntos, dijo que tenía más de veinte patentes, de diferentes ordenes, algunas de las cuales nunca tuviera siquiera contacto, a penas recibiera el documento. 

Pasé adelante, en un trozo que menciona que el futuro escritor, en la época, demostraba deslumbramiento mayor por los supuestos poderes de la magia do que por las drogas. Él frunció la tez y contestó enfadado. "Cuando yo conocí a Paulo Coelho y Raul Seixas ellos ya usaban drogas. No fue O.T.O ni tampoco A.'.A.'. que los hicieron tomar drogas no!", en seguida, concordó que Paulo Coelho se mostraba interesado, pero un poco deslumbrado. "Él estaba bien... ¿como voy a decir? Él veía magia como un crío ve un mágico en el escenario: haciendo aparecer conejo de copa... magia no tiene nada de eso que esa gente habla por ahí. Es una cosa totalmente opuesta al que se dice por ahí".

Interrumpí, acordándole de lo que charlamos a respeto de la "psicología aplicada", y él se calmó. Embarcamos a partir de ahí en más una digresión, de esta vez sobre la definición de magia. Él rescató la definición clásica de Crowley, "el arte y ciencia de provocar cambio en conformidad con la voluntad", y intentó separarla del misticismo. En determinado punto, intenté llevar de vuelta la charla para el libro:

"El plan era crear una comunidad inspirada en la experiencia desarrollada por Aleister Crowley en el comienzo del siglo XX en Cefalu, en Sicília. El sitio escogido para sediar la Ciudad de las Estrellas, como Raul a bautizara, era a ciudad de Paraíba del Sur, donde vivía el iniciado Euclydes Lacerda, es decir, Frater Zaratustra. El roquero bahiano incorporara con tal rapidez el mundo de las drogas y de la magia que un año después de se conocieren, él ni de lejos acordaba el ejecutivo que aparecía en la redacción de la revista. La Paloma para hablar con Paulo Coelho de discos voladores."     

Euclydes pidió que yo repitiese, tenía se perdido en la larga citación. Repetí, enfatizando los nombres llave, y pregunté si era previsto que él tuviese participación en la gestión del sitio:

"El terreno era mío. Yo iría ceder ese terreno, no lo cedí. De la Ciudad de las Estrellas no tenía [participación], no. Posteriormente construí una casa allá, después la vendí. Tuve neumonía, tuve infarto y tuve que venir de vuelta. Mi negocio, en aquél tiempo, era la Sociedad Nuevo Æon."

Digo a él que además de la Sociedad Alternativa o ciudad de las estrellas, los dos citaban a Sociedad Nuevo Æon en la música Novo Æon, en el disco de mismo nombre. En un trozo hablado en la última estrofa de la música, dice Raul Seixas: "Sociedad Alternativa, Sociedad Nuevo Æon / Es un zapato en cada pie / Es el derecho de ser ateo o de tener fe / Tener el plato entupido de la comida que más te gusta / Ser cargado o cargar gente en las espaldas / Derecho de tener risa, de placer, y hasta derecho de dejar... Jesús sufrir".

"Había la Sociedad Nuevo Aeon y esas que ellos querían hacer, pero que yo sepa no hicieron nada. 0191Llegaron a hacer alguna cosa? No sé. Sociedad Nuevo Æn fue hecha, registrada, y funcionó durante algún tiempo en Paraíba del Sur. Pero ahí, Raul Seixas y Paulo Coelho ya no estaban más en el jugada. Ni Marcelo Motta, dígaselo de pasada. Quem estava era Euclydes Lacerda de Almeida. A Sociedad Nuevo Æon fue registrada en mi nombre y en el nombre de mi mujer. En ese tiempo yo ya tenía me alejado de Marcelo", contó, mostrando el documento amarillento de la inscripción del grupo en el Catastro Nacional de Persona Jurídica (CNPJ).


Levante su mano sedienta


La parte siguiente habla de la "semana negra" de Paulo Coelho y Adalgisa Rios, su novia en la época – o sea, el supuesto encuentro con el demonio en el piso y la prisión de los dos por el aparato represivo de la dictadura militar, que torturaría a ambos. Morais narra que Euclydes tendría sido procurado, por teléfono, por el discípulo en apuros, y los dos tendrían marcado una cita a la cual, según el relato del libro, quién compareció fue Marcelo Ramos Motta. Su reacción, diferentemente del episodio del viaje de Paulo a Mato Groso, fue enfática:

"¡Un ratito sólo: nunca ocurrió eso! Él no me llamó, no me procuró, no marcó ninguna cita, por la mañana, por la noche y por la tarde. ¡Eso no ocurre no!"

Mencionó las palabras de Motta a Paulo Coelho, según Morais: "Tú siempre supiste que con nosotros vale la ley del más fuerte. ¿Te acuerda que te enseñé eso? En la ley del más fuerte, quien aguanta la presión pasa, quién no aguanta baila y punto final. Fuiste débil y bailaste."

Euclydes se quedó pensativo. Comentó, casi para sí, ser difícil para un lego como Morais abordar la iniciación. Habló por casi dos minutos, sin que interrumpiésemoslo.

"Si fueres hacer una prueba, como un vestibular... si no estudias, también bailas. Si estudia, no bailas, hace la prueba. Ocurre la misma cosa en la iniciación. Si sigues las enseñanzas reales iniciáticas con asiduidad, con respeto, con amor, vas a llegar a ciertos puntos y van a ocurrir ciertas cosas contigo. ¡Como cuando entras en la facultad llevas novatada también! ¿No lo es? Tienes que ser testado. Un avión a jacto y tal, no es dado de bandeja a un piloto. El hombre tiene que ser testado, para ver si él ‘está hábil a pilotar aquél tipo de aeronave! Misma cosa la iniciación! Existen puntos críticos, los llamamos ordálias, otros llaman ordálios, me gusta de la palabra ordália, me suena mejor, en que tienes que pasar. Si fallares, bailaste mismo. Te quedes donde estás. Intenta de nuevo! El propio Marcelo Motta decía. Si cayes, como en aquella música, ¡‘llevanta, sacude el polvo y da la vuelta por cima!’. ¿Si me ocurrir alguna cosa ahí me voy a desesperar? Como ya me ocurrió, como me está ocurriendo actualmente! Yo estoy pasando por una fase que no es broma! Estoy siendo testado por todo lo que es lado. ¿Ahora, a causa de eso es el diablo quién está haciendo eso conmigo? ¡No! Soy yo mismo que estoy haciendo. Mi propio yo, mi propio ser interno, y están empezando a venir a la superficie muchas cosas, que estaban guardadas, de infancia, de juventud. Para quién cree en otras encarnaciones, de otras encarnaciones. Lo que ocurrió con Paulo Coelho fue que él tuvo una prueba y no aguantó. Él tuvo una cita, como le dije, con su propia sombra. Nosotros tenemos una parte positiva y una negativa también. Sino no habría luz. Si no ligas el polo positivo con el polo negativo no hay luz. Ahora, si tienes miedo de si mismo ahí el problema es otro. Pero no es a causa de eso que voy a correr para Edir Macedo, pedir perdón, porque pequé, hice y acontecí".

Después del evento, según él, Paulo Coelho no entró más en contacto. Euclydes dijo que encontraron una vez por acaso, en un taller mecánico en Botafogo. No fue capaz de precisar la fecha ni el sitio específico. Pero relató un diálogo convincente en el cual ningún de los dos abordó asuntos iniciáticos.

"Nosotros tomamos un cafecito en la esquina y charlamos. Él preguntó como yo estaba, y yo dije: ‘Estoy teniendo mucha experiencia en la Petrobrás, porque estoy entrando en contacto con tripulantes de navíos de otros países, estoy charlando con ellos, estoy comenzando a conocer ciertas cosas de otros países a través de esos tripulantes’. Navíos rusos... en el tiempo de la Revolución, ¿no lo es?. Yo liberé dos navíos rusos, navíos de Siberia, navíos americanos. Participé de un abastecimiento de la flota americana, que estaba ahí haciendo maniobra, fui allá abastecer en el terminal. Tuve contacto con los americanos y, incluso, uno de los oficiales del navío era masón, charló conmigo y tal. Nuestra conversación fue así, muy profana, para que puedas comprender (risas). Hablamos sobre coches, sobre montón de cosas", contó.

Mencionó la tal carta escrita por el ex-discípulo a Motta, pidiendo el distanciamiento. Una de las características peculiares de la A.'. A.'. era no haber trabajos en grupo. Cada alumno sólo se comunicaba con su instructor y con sus eventuales discípulos. Motta no poseía, por la lógica del orden, autoridad sobre el discípulo de Euclydes. "Aconteció que Paulo Coelho firmó el juramento conmigo. Entonces, éticamente...", comenzó Euclydes. Percibiendo donde él quiere llegar, intenté completar: "La costumbre sería él pedir el distanciamiento..." Él interrumpió: "¡Para mí! ¡Entonces, para mí, Paulo Coelho, a pesar de todo, aún es probacionista de la A.’. A.’., sobre mi jurisdicción, infelizmente! IN-FE-LIZ-MEN-TE!"

Tras algún esfuerzo, dijo que se acuerda de otro encuentro con Paulo Coelho "cuando él vivía en Copacabana, en un apartamento en el subsuelo, algo así". "A propósito, un apartamento bueno y grande. Él estaba montando una estructura para publicar libros de los otros. Conversamos sobre a publicación de un libro que yo estaba escribiendo", dijo, con un suspiro que denunció un dolor antiguo. "Ese libro fue... La historia es larga... y triste", prosiguió, ya sonriendo melancólicamente. "Vamos a ella", insistí. Él recusó, pero resumió el caso.

"Ese libro fue para una editora para ser publicado, editado, no lo sé bien cual es el término. Yo estuve allá en São Paulo, pero esa editora fue rechazado por los Estados Unidos diciendo: ‘Si publicaren el libro de Euclydes Lacerda de Almeida, no van a publicar más ningún libro nuestro. No voy a decir la editora cual es... Ahora, quien mandó decir eso sabes quien, ¿no lo es? Fue la O.T.O. americana", explicó, refiriéndose al grupo conocido como Califato, que venció en la Justicia una pelea por los derechos de ciertas obras de Crowley, reivindicadas por Motta.

En una de las raras veces en que recorrió a medias palabras y subterfugios teatrales. Euclydes apuntó para Keron-e, el intermediario de la entrevista. "Él sabe quien soy y yo le respeto mucho. La gente de los Estados Unidos tienen mucho miedo de mí", completó, como se pediese que el colega de fraternidad avalizase su afirmación. Y estalló en un desahogo:

"El problema es el siguiente: después que yo y Marcelo nos separamos, yo continué en la divulgación de la Thelema, a través del Orden de los Cavalleros de la Távola Redonda. Ese orden no existió más, funcionó en Paraíba del Sur. Era subsidiaria de la Sociedad Nuevo Æon, que era exactamente toda la propagadora de la filosofía y de la literatura thelémica. Yo continué a través da Sociedad Nuevo Æon. Posteriormente, fundé el Orden de los Cavalleros de Thelema, que funcionó en Paraíba del Sur, y después en Juiz de Fora. El líder en Juiz de Fora, en esa época, era el Tarcísio (Oliveira). Se murió. Cuando él se murió, acabó el orden, terminó con él. Y yo no dé procedimiento. Porque llegué a la conclusión que ese negocio de grupo no resuelve y no adelanta! Es mejor el estilo A.'. A.'. Quien está allá es de la A.'. A.'. y listo. Yo soy de la A.'. A.'., sin embargo, no interfiero en la vida de quien está allá y quien está allá no interfiere en la mía. Nunca. Mantenemos nuestra amistad, nuestra hermandad, mantenemos contacto hasta con aquellos que pelean con nosotros! Que continúan en la A.'. A.'. también."

En la A.'. A.'., explicó, no existen rituales en grupo, como los practicados en la masonería y en otros ordenes. "No existe! Cualquier orden u organización que se diga A.'. A.'. y diga que tiene, está mintiendo. O está engañada, como decía Marcelo Motta, o está engañando", resaltó, citando una de las conocidas frases de Motta. Aprovechó la mención para reforzar que a pesar de los atritos de los dos, mantenía profunda admiración por su ex-instructor.


Receta del caos


Traductor, traidor", sentencia el dictado italiano. Es probable que Marcelo Motta lo conociera. Si era el caso, no le dio atención. Profesor de inglés, tomó para sí la tarea de traducir los complicados escritos de Crowley, buscando, además, mantener los significados ocultos en las combinaciones de palabras. Profundo conocedor de la lengua inglesa, el brujo maestre jugaba con códigos diversos, abusaba de los juegos de palabras y del doble sentido. Sin contar la utilización de técnicas de la Qabalah (Gematria, Notariqon y Temurah) aplicadas a la lengua inglesa. Formaba palabras a partir de la primera letra de cada palabra de una frase, criaba siglas, hacía equivalencias de palabras a partir de la numerología... no había límites para su imaginación.

Buscando activamente el papel de puerta voz público de la Ley de Thelema, Paulo Coelho, en sus cartas, mostraba preocupación con la transmisión "correcta" del mensaje, para el que solicitaba explicaciones detalladas de Euclydes. Ahí estaba el error, me dijo el ex instructor del mago. La base de la filosofía thelémica era la experiencia, la búsqueda del propio camino. Si ese camino fuese enseñado, dictado, no había libertad de facto. Era solamente otra esclavitud.

"Desde la época en que Paulo Coelho y Raul Seixas hicieron esa divulgación, no hubo nada más que fuera dirigido de esta forma a las personas en general, al público, a la masa. ¿Como es que ves la difusión actual de la Thelema, con ayuda de Internet y las nuevas tecnologías?"

"¿Como veo? Yo veo eso como un verdadero caos. Un verdadero caos!", dijo, estallando en más una carcajada, junto con Keron-e. "Pero acontece una cosa, y él (Keron-e) va a decir si estoy cierto o errado. Puedes leer todos los libros de Thelema. Todos los libros! Pero no vas a saber los secretos. Libro de la Ley está publicado, todo mundo le, todo mundo comenta, todo mundo habla. Pero los que saben los secretos, hasta hoy, son pocos escogidos."

Ontestando a otro cuestionamiento mío, él afirmó que nadie puede decirse "detentor de la verdadera Thelema". El conocimiento, dentro del sistema, depende de la experiencia concreta, que es personal y intransferible – respetando el principio básico según el cual "todo hombre y toda mujer es una estrella". Utilizó un ejemplo prosaico.

"No existe eso. Yo veo gracia en eso... quien es verdadero, no es verdadero... ¡Verdadero es aquello que está dentro de ti! Cuando conoces la verdad, cuando conoce alguna cosa, sabe que aquello es verdadero porque tienes la intuición íntima de aquello. Tú no lo crees, no. Creer es una cosa, saber es otra! Cuando Marcelo me mandaba quedarme en una asana (posición de yoga), sin moverme, por cinco, diez, quince, veinte minutos, hasta cuando yo pudiese. Cuando yo llegué a una hora, ahí yo supe porque él me mandaba quedarme de aquella manera. Ahí descubrí el secreto. Pero ese secreto yo no puedo revelar a nadie. ¿Como voy a revelar? ¿Como es que puedes decir que tengo dolor de diente o no? ¿Puedes decirme? Sabes transmitir para alguien lo que es un dolor de diente, si nunca tuviste un dolor de diente? Yo sé lo que es dolor de diente porque ya tuve dolor de diente! Agora, quem nunca teve não sabe o que é uma dor de dente!"

"No se consigue describir ciertos conocimientos. Sólo por la práctica, mismo. Puedes indicar medios para alguien alcanzar algo", resumió el invitado del entrevistado.

"¿Y dejaste de tener discípulos directos o todavía mantiene?", pregunté a Euclydes.

"Dejé, no tengo más. Ni quiero tener. Cesó. Me jubilé."

"Pero dejó varios en actividad..."

"¡Dejé!", contestó, con cierto orgullo. "Hay un aquí que está en su frente. Hay otros también, no es sólo él también.¡ Hay otros que, incluso, no les gusta él!
Pero son nuestros hermanos", completó.

Mantenedor del sitio de la Astrum Argentum, que tiene media mensual de 2 mil accesos, Keron-e explicó que fue instruído por un alumno de Euclydes. El link de la biografía de este en el sitio tiene cerca de 130 accesos mensuales, muchos venidos del exterior, principalmente de los Estados Unidos. "Ahora es sitio, link, no comprendo esa palabrería", refunfuñó él. Habría alguna manera, en la opinión de él, de filtrar el mensaje? "No se puede hacer nada, hay que dejar el barco correr. Thelema es libertad plena", dijo.

Volví a mencionar Paulo Coelho. Dijo que pensaba que su concepto de "leyenda personal" remetía a la búsqueda por la "verdadera voluntad" de Crowley. Euclydes confirmó. "El primero libro de él fue todo basado en eso! El diario de un mago. Él usa incluso el término diario que es usado en la A.'.A.'., no lo es, Diario Mágico. ¿Por qué? ¿Él no quería se desprender de todo eso? ¿Por que fue recibir una espada, en el alto de un morro? ¿Y presenta una espada de samuray? Son cosas que el lego no percibe. La espada del mago tiene dos cortes, es la dualidad", afirmó.

Pasé a otro trecho controvertido, en que Fernando Morais describe lo que sería la práctica del Ritual Menor del Pentagrama, uno de los ritos básicos del orden A.’. A.’.. Estaba descrito en Liber O vel Manus et Sagitæ, más uno de los libros escritos por Crowley, miscelánea destinada a "ampliación del horizonte mental y perfeccionamiento del control mental" de los estudiantes, en el cual adaptaba prácticas utilizadas por grupos anteriores, como el Orden Hermética de la Aurora Dorada (Golden Dawn).  

La descripción del Ritual del Pentagrama en Liber O, mostrada por él, es concisa. El practicante empieza haciendo un sinal de la cruz, invirtiendo los lados (tocando primero el hombro derecho), mientras recita una pequeña preces en hebraico. "A ti el Reino, y el Poder, y la Gloria, para todo el siempre, amén". Siguen invocaciones de más nombres en hebraico, a comenzar por las cuatro letras que forman Javé, uno de los nombres de Dios del Viejo Testamento – yod, he, vau, He – e incluindo Adonai, el Señor, otro título a él atribuido. Por fin, invocase el nombre de cuatro arcángeles (Raphael, Gabriel, Michael y Auriel) y visualizase pentagramas y hexagramas flamantes. Es usado para desterrar o invocar energías básicas, como las de los elementos (agua, aire, tierra y fuego).

Fue descrito de esta forma en el libro El Mago: "Otra ceremonia que se repetía con frecuencia era el llamado Ritual del Pentagrama Menor, mandinga que consistía en extender en el suelo una sábana blanca sobre la cual se pintaba en verde una estrella de cinco puntas. El dibujo era cercado por un hilo de bramante embebido en azufre, con el cual Paulo dibujaba el símbolo de Marte. Apagadas las luces, una sóla lámpara era colgada en el techo, bien en el centro del pentagrama, de forma a simular una columna de luz. Con una espada en la mano, enteramente desnudo y vuelto para el Sur, él pisaba en el centro de la sábana, hacía el asana del dragón – posición en la Yoga en que la persona se cuclilla en el suelo – y pasaba a dar saltos para cima, como un sapo, mientras repetía en voz alta invocaciones al demonio."

Euclydes primero se rió, pero así que terminé la lectura del trozo, se exasperó:

"Por amor de Dios... Yo no quiero ni... Sinceramente, no da ni para comentar. Quien enseñó a hacer el Ritual del Pentagrama Menor a Paulo Coelho fue yo. Y yo no enseñé eso no!"

"Parece ritual medieval", observó Keron-e, también incomodado.

"¡Es! Ahora, si él hizo, fue porque él lo quiso hacer. Nadie le mandó hacerlo no! Mira, disculpa, yo ni me voy a comentar. Estoy creyendo tan ridículo, pero tan ridículo... no hay lo que comentar!", rugió Euclydes. Encerramos la entrevista poco después

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